Le invito a tratar de preparar un plato de auténtica “cocina” norpatagónica.
Apunte:
Tome los 406 contratos frutícolas de la temporada 2008/2009, agréguele el pago de los 29 centavos de dólar tipo de cambio Banco Nación, más una utilidad por kilo de fruta comprada, y haga cumplir estrictamente las leyes de transparencia frutícola Nº 3611 y Nº 4186, imponiéndose medidas punitivas en caso de incumplimiento.
Bata y bata todo ante el SENASA para lograr la flexibilización definitiva de las resoluciones vigentes en relación a pequeños empaques que posibilite la comercialización en mercados Internos y externos en forma directa a los productores.
Envuelva la mezcla a los efectos de complementar el trabajo de pequeños y medianos productores, conforme al punto anterior, dictando una ley de expropiación de uso de cámaras frigoríficas y/o lugares de empaque de grandes empresas por el término de cinco años prorrogables, hasta que se reacomode el sector productor y se haga efectivo cumplimiento de lo fijado en el Plan Frutícola Integral.
Cocine hasta la puesta en marcha en forma inmediata del Plan Frutícola Integral (PFI) para lograr la transformación estructural de la fruticultura respecto la situación de pequeños y medianos productores.
Y finalmente sazone con la negativa del Ministerio de Trabajo al 20% de zona para los obreros rurales.
Sírvase calentito, calentito.
Si ya se, seguramente a nuestras abuelas les saldría mejor, pero por ahora: “es lo que hay”…
Sin dudas, con platos como este, vamos a pasar hambre, se lo aseguro, pero nadie pondrá en duda su denominación origen: “auténticamente regional”.
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